Podría decirte que toda la mierda se ha acabado, que ningún mal volverá a atormentar nuestras vidas en mucho tiempo. Pero sería una gran mentiría, y la realidad es demasiado evidente como para disimularla con burdas invenciones… No me creerías, de hecho, pues sé que al igual que yo; el lector es un gran observador de todo lo que ocurre a su alrededor. Así mismo, es capaz de visualizar las injusticias y desgracias que se cometen día a día, cada vez con más descaro y evidencia.
No quiero culpar a nadie, después de todo, ¿quien soy yo? No soy más que otra víctima de un sistema que ha llegado cómicamente a llamarse democracia. Donde nadie es libre, sino al contrario: más que nunca nos hemos convertido en marionetas, cuyos hilos manejan los grandes cargos de una sociedad cada vez más precaria y corrupta,
Las reivindicaciones ya de nada valen. La palabra y la protesta no tiene importancia para los que no sufren los efectos de la cruda realidad, pues a la hora de la verdad, solo cuenta el bienestar del trasero propio.
El taparse los ojos y mirar hacia otro lado no solucionará el problema. El disimular la crispación actual es tarea simplemente imposible, pues el caos empieza a hacerse presente de una manera inevitable, entre todo tipo de personas, de toda condición, edad o sexo.
Hoy el día es gris, una vez más. La lluvia cae intensamente, provocando una melodía armoniosa que por momentos nos permite desconectar nuestras mentes de las convenciones impuestas por una cultura creada y diseñada para "Otros", en beneficio de una religión, una empresa, un hacendado, un jefe... nunca para uno mismo.
En mi ciudad el ambiente luce cargado y gris. Un frío, extrañamente inusual en esta época del año, penetra mi abrigo, me da escalofríos, y tiemblo de manera entre cortada. El aire, cargado de humedad, no llega bien a mis pulmones, los contamina con su basura química y artificial... El curso de la vida humana ha dejado de fluir con normalidad... Y consecuentemente, nos cargamos a la madre natura sin compasión, sin miramientos...
Todo indica que las cosas no van a cambiar, sino a peor… Todo muestra que la historia sigue su curso cíclico con más fuerza que nunca... Nosotros somos los encargados de vivir el presente, y nos dejamos llevar por su corriente, callados, ciegos, obedientes... Incapaces de visualizar el desastre que se avecina. No percibimos el dolor ajeno, ni las desgracias inminentes... Hasta que nos afectan directamente….
Pero mientras estemos cómodos dentro de esto, no habrá ansia de cambio. Y lo que es más importante, no habrá unanimidad en la lucha por mejorar la situación, o por conservar aquellos logros que en el pasado consiguieron vuestros padres y abuelos con tanto esfuerzo, con su sudor, con su sangre, con sus vidas…
Podemos seguir como hasta ahora... o simplemente despertar nuestra conciencia, observar a nuestro alrededor y darnos cuenta de la necesidad de una actuación inmediata... Necesitamos decir: Basta!!
El mensaje es simple: abre los ojos.
Texto por Wendilla D. Bernal
Foto de Oscar Andrés

Un elegante y muy bello proyecto. Me gusta y me inspira. Mucha suerte. Un amistoso saludo! =)
ResponderEliminarMuchas gracias Adrian!! Es un placer que te guste la iniciativa.
ResponderEliminarUn besp