miércoles, 7 de noviembre de 2012


La quise porque era mía,
porque desde el primer día;
supe que conmigo vendría:
hasta el infinito y más allá.

La amé porque quería,
porque al estar a su lado
creí que me pertenecía,
que nos unía un fuerte lazo.

La agarré entre mis brazos,
con fuerza, sin cuidado
_No te vayas_ imploré
_Vente conmigo a tomar café.

Decidí aquel día
que lucharía por tenerla
aunque ella no quisiera,
porque mi amor ya le valía.

Pero… se fue yendo
con el tiempo, sin lamento
sin siquiera decir adiós
sin pronunciar un "lo siento".

Pero sigo oyendo su voz;
siento el roce de su  pelo,
y huelo en cada rincón,
el aroma de su cuerpo.

La recuerdo cual antaño
 y en el brillo de sus ojos.
me miro a mi mismo,
reflejado en sus sueños.

Y ahora que no está,
me hundo y me consumo
en un cuarto lleno de humo,
de nostalgia y soledad.


Wendilla D. Bernal Rodrigues

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