viernes, 7 de noviembre de 2014

La chica y el mar











Sola está la chica.
Sola, ella y el mar.
Una suave brisa
la acompaña a caminar.
El viento la acaricia
siente su piel florar.
Entre la arena cae
pero se vuelve  levantar.














Ya no se siente triste,
ya no quiere llorar.
Ahora quiere risas,
entre las olas bailar
y sentirse libre
jugando en el mar,
sintiendo su frio, 
y en su sonido meditar.












La chica fue una niña
que quiso navegar.
Quería llegar lejos
a algún otro lugar:
donde no hubieran guerras
ni violencia, ni maldad,
ni hambres, ni tristezas
ni dolor, ni soledad.
















Pero la niña creció
y se tuvo que conformar
con ver las olas pasar,
soñando, quién sabe, quizás
con alcanzar la paz
y ser feliz, porque sí, sin más,
ya que siempre le quedaría
la Esperanza y el mar.

sábado, 1 de noviembre de 2014


Paradoja del momento presente:
ya que el ser al que amo se fue al Oriente,
y ausente soy al hombre que me siente.
 No sé el mejor modo de proceder,
pierdo de igual modo: si el que me tiene
no me quiere, y el que sí, no me tiene.
 Debo cambiar de parecer, quizá olvidar,
tal vez crecer, no sé, volver a nacer.
Dejar al destino al cargo de mi ser:
 que me enseñe la lujuria, el pecado
el amor ilimitado, y mi razón de existir,
de seguir adelante, olvidar el pasado
 de caminar hacia un lugar donde ya
nada importa; solo ver el horizonte,
correr a la vera del mar…y soñar.










Foto: Julio Murias
Texto: Wendy Bernal